Tailandia, Laos y Camboya a golpe de pedal:

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   100 días, 5300 Km y 1300 €uros por el sudeste asiático. Viajar es vivir y sobre todo si se hace en bicicleta aunque eso implica tener ese pellizco de locura para atreverse en salir en busca de aventura. Después de recorrerme Extremadura con Mario, decidimos en realizar un viaje largo y lejos de nuestra casa. Y Tailandia fue el destino, Bangkok donde empezaríamos y acabaria pero no teníamos ni idea que itinerario tomar. Así que nos fuimos a la aventura y sobre los consejos de los locales, sabiendo lo que buscábamos, que era la naturaleza y los parque nacionales y huir de los sitios turísticos. Así que juntos iniciamos el viaje de un sueño que nos llevaría por:

Tailandia, Laos y Camboya.

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   Todo empezó en el Aeropuerto de Barajas, con una inmensa caja de cartón donde teníamos que empaquetar la bicicleta respetando medidas y peso. Y otra caja donde tuvimos que poner las 4 alforjas y la bolsa del manillar, durante los próximos tres meses y medio que íbamos a recorrernos asia, se iban a convertir en nuestra casa y transporte, así que mejor cuidar el material. Ya estaba todo listo para llegar a nuestro destino, Bangkok, la ciudad de los ángeles, la capital y la ciudad mas poblada de Tailandia. 19 horas de vuelo mas dos horas de espera en Moscú, nuestra escala en Rusia. Por fin llegamos a Bangkok, la capital con 10 millones de habitantes nuestros primeros kilómetros fueron muy caóticos, con 40 grados a la sombra, tanto que nos tuvo que escoltar una patrulla de policía para salir de la autovia. Donde pudimos llegar a nuestro primer destino, un hostel a las afueras de Bangkok, donde una pareja nos acogió gratis, gracias a la plataforma "Warm shower" (Ducha caliente) un espacio virtual de intercambio mundial de hospedaje para ciclo turistas donde pudimos poner a punto nuestras bicis y elegir una ruta. Después de 2 días, empieza nuestro viaje lo tenemos todo a punto y un itinerario trazado. Las primeras dos semanas dormimos en templos budistas, hasta que llegamos a los parque naturales del norte del país, y a partir de allí empezamos a dormir en mitad de la jungla, parques de bomberos, casa humildes de la gente autóctona que nos invitaba a dormir. Por que no eran las ciudades ni los cómodos albergues nuestros objetivos sino adentrarse en las zonas rurales de esos países y conocer a sus gentes,su flora y su fauna.

Hemos tenido la oportunidad de conocer sus formas de vida, de compartir mesa, celebrar algunas de sus fiestas y de dar clase de inglés en algún remoto colegio perdido en las montañas de Laos. Pero, sobre todo, hemos podido disfrutar de esas sonrisas que nos han acompañado durante todo el camino.

 

   Ha sido un viaje duro en algunos momentos. La bicicleta, a las que denominamos “imán”, nos ha permitido recorrer y admirar paisajes que van desde las altas montañas, hasta el interior de la selva o los llanos de arrozales.

Nuestras mochilas o mas bien alforjas, no han vueltos cargadas de souvenirs sino de vivencias inolvidables y de una inmensa gratitud a todas esas personas que, a cambio de nada, les ofrecieron todo cuanto tenían.